Podemos encontrar la Geoda de Pulpí en la Barriada de El Pilar de Jaravia, perteneciente a la Sierra del Aguilón. Se localiza concretamente en la Mina Rica, cuyo nombre fue una premonición de la riqueza que entrañaba su interior.
En 1870 este lugar se convirtió en un importante enclave minero donde se extraía hierro. Sin embargo, con la llegada de la guerra civil la actividad cesó y la mina cayó en el abandono. Tuvo que llegar el fin de siglo para que se desvelara el secreto que la mina había callado durante milenios: allí se hallaba un increíble tesoro geológico y natural esculpido en cristal. Tesoro silencioso que aguardaba pacientemente hasta ser descubierto.
El mérito del hallazgo se le atribuye oficialmente al grupo Mineralogista de Madrid a finales de 1999. Sin embargo, hay cierta controversia puesto que el minero asturiano Efrén Cuesta afirma que él ya la había descubierto poco tiempo antes. No obstante, decidió callar el secreto y compartir el silencio con la mina. Sea como sea, tuvieron que transcurrir 20 largos años hasta que la geoda abriera al público en agosto del pasado año 2019.
Estas dos décadas junto a medio millón de euros fueron necesarios para habilitarla. La primera labor que se llevó a cabo fue cerrar el espacio para protegerlo de una posible expoliación. En años posteriores se emprendieron exhaustivas labores de limpieza y adaptación para lograr que fuera visitable.
La importancia de esta geoda radica en su impresionante tamaño que abarca 8 metros de longitud y 2 metros de altura. Sus colosales dimensiones la convierten en la más grande de Europa y del mundo (si tenemos en cuenta sólo las que son visitables). En la Cueva de Naica (México) existe otra geoda mayor pero no es accesible al público debido a sus altas temperaturas y enorme humedad. Por lo cual, podemos afirmar que la Geoda de Pulpí no tiene “naica” que envidiarle a la mexicana.
Asimismo, resulta inaudito no solamente la magnitud de sus cristales (la media del tamaño es de medio metro y el más grande llega a los dos metros) sino también su perfección y transparencia, que nos permite poder ver a través de ellos. Está claro como el cristal que visitar este sorprendente entramado laberíntico te hará disfrutar y explotar tu faceta más aventurera.
Hablar de la geoda de Pulpí es hablar de 16 grados de temperatura y más de 350 metros consagrados a las diferentes galerías repartidas a lo largo de varios niveles. En el -4 se halla la antesala de la gigantesca geoda, la cual se adentra en una profundidad superior a 60 metros. Allí hay que esperar turno para poder verla. No se puede entrar a la geoda gigante pero podemos divisarla desde fuera sin echar fotos. La mejor imagen quedara para siempre inmortalizada en nuestra memoria, tan nítida y transparente en nuestro recuerdo como el cristal de la geoda.
¿Crees en la casualidad? Lo creas o no la existencia de la Geoda de Pulpí fue posible gracias a un cúmulo de casualidades. Al hecho de contar con una cavidad subterránea cerrada y capturada por un espacio rocoso, se le unieron ciertos procesos geológicos protagonizados por la acción del agua. Al enfriarse durante miles de años, tapizó la roca y dio lugar a la cristalización de los minerales. Los cristales arraigados en la Geoda de Pulpí son sulfato de calcio; es decir, yeso.
Hicieron falta milenios para que se formara tan precioso tesoro que podemos visitar hoy en día en 90 minutos. La Geoda de Pulpí fue cautiva de los siglos y prisionera del silencio. Estuvo esperándote durante demasiado tiempo. No la hagas esperar más, ¡saca tu cita previa y ven a conocerla!
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