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Foto del escritorAna Isabel Rodríguez

Lucainena de las Torres, uno de los pueblos más bonitos de España y Almería


Lucainena de las Torres aparece enmarcada en la frescura de Sierra Alhamilla. Es una joya rural que dibuja sus contornos en la Comarca de los Filabres-Tabernas, a unos 50 kilómetros de la capital.


Su belleza serena y apacible logró impulsarla para formar parte de la red de los pueblos más bonitos de España desde 2013. Sus habitantes (que no llegan a 600) están rodeados de callejitas estrechas, naturaleza envolvente y numerosos lugares de interés esculpidos en la historia del municipio.


Podemos decir que Lucainena nació en el periodo hispanorromano. Por aquel entonces, se asentó allí un aristócrata llamado Lucainus, del cual heredó su nombre. Más tarde, en la época de Al-Andalus, fue llamada Locaynena. En siglos posteriores, al caer en manos de los Reyes Católicos,se bautizó como Lucainena de las Siete Torres.



Uno de sus emblemas es el Molinillo de Viento. Fue una de las siete torres que custodiaban la población. Al ubicarse sobre la roca más elevada del lugar, supo cumplir a la perfección su misión de vigilancia. Desde allí se controlaba el asedio de los intrusos y la invasión del tiempo.


Asimismo, los siglos posteriores la convirtieron en un molino, donde se molía la harina y también donde se amasó su actual nombre. Resistió con bravura y valentía a todos sus enemigos, proclamándose como la única torre vigía que se mantiene en pie en nuestros días.



Igualmente, tuvieron gran importancia los Hornos de Calcinación, construidos entre 1898 y 1901. Poseían capacidad suficiente para recoger unas 50 toneladas de minerales, llegando a alcanzar los 20 metros. Atestiguan con complicidad su pasado minero. En ese momento, el fulgor de la prosperidad brilló más que nunca. Sin embargo, su actividad se disipó en 1942 y los hornos se convirtieron en humo ante el recuerdo. Son ocho los que podemos contemplar actualmente.


La línea de ferrocarril que se usaba para transportar el mineral calcinado en los Hornos está presente en su conocida Vía Verde. Se trata de una ruta senderista de baja dificultad. Puede recorrerse caminando o en bicicleta. Se extiende a lo largo de 5 kilómetros y conduce hasta Polopos. Además, combina a la perfección el interés por la naturaleza y la historia.



Muchos lucainenses se refugiaron en la fe. Su máximo exponente religioso fue la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Montesión. Este templo tuvieron que “resucitarlo”, tras los destrozos provocados durante la rebelión de los moriscos. La respaldan más de 500 años de historia. La avalan más de tres siglos de vida desde su restauración.



Junto a la puerta principal de la iglesia aparece el Poyo de la Cruz. Recibe este nombre un mirador que condimenta unas maravillosas vistas del pueblo y su entorno natural. Sin embargo, no es el único lugar que ofrece una panorámica estupenda. También es muy apreciado el Mirador del Garruchete. Captura una magnífica visión del pueblo y de la sierra.


La singularidad natural se refleja en el Peñón de Lucainena. Se alza revestido de cavidades y fracturas rocosas. Son heridas tatuadas por la erosión. Además, enlaza la tierra y el cielo. Su altura supera los 1000 metros y cuando se alía con el sol, permite divisar incluso la Sierra de Cabo de Gata. Por otro lado, desde aquí discurren las aguas que convergen en dos manantiales: El Marchal’ y ‘La Fuente.


El entorno acuoso vuelve a ser protagonista en el Barranco de Jugarí/Almanzarilla. Se dice que de él brota una fuente milagrosa que puede sanar cualquier dolor. Al menos, eso relata la leyenda. Cuentan que un cerdo enfermo se adentró en sus aguas. Misteriosamente, logró recuperarse. Por ese motivo, la gente lo convirtió en un baño público. Acudieron allí para ahogar todos sus males.



El pueblo también cuenta con un interesante punto de encuentro cultural. Su Museo de la Cerámica y Centro de Exposiciones ofrece una colección de 270 muestras, provenientes de todo el mundo.


Lucainena de las Torres vigilará desde la altitud que tu visita sea inolvidable. Sus siete torres fueron las siete maravillas del pueblo pero,como te he contado, aún queda mucho más con lo que maravillarse. Vigila que no te lo pierdas.

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